miércoles, 9 de septiembre de 2015

El regreso

Más de nueve meses han pasado desde mi última entrada. Una vez terminada mi primera Maratón, decidí tomarme un respiro y darle un período de vacaciones al blog, puesto que creo que lo necesitaba. Así tomé la decisión, creo que bastante acertada, de volver a escribir cuando verdaderamente sintiese que necesitaba hacerlo, porque necesitaba contar algo importante de verdad.
Y, aunque lo cierto es que pensaba volver mucho antes, el varapalo sufrido en la XX Media Maratón Ciudad de Albacete, hizo que me tomase el retorno con bastante más tranquilidad.

Lo primero que creo que debo hacer es hacer un pequeño resumen de lo que ha sido mi andadura como runner en estos meses. Lo cierto es que, desde que me recuperé de la Maratón, no he dejado de correr. Tras la misma, decidí fijarme un objetivo nuevo, y era intentar asaltar mi marca en Media Maratón, que es una de mis pruebas favoritas, y la que hasta la fecha más se me resiste. Y decidí que Albacete, con un gran ambiente y un circuito homologado, era un buen lugar para intentarlo. Lo que no tuve tan en cuenta fue que la prueba se celebraba el 7 de Junio, y el calor supuso un hándicap importante para mi tremendo fracaso, aunque no fue el culpable del todo, puesto que, una vez más, me pudieron la ambición y mi estúpida vanidad, que me hicieron salir más rápido de lo que debería haberlo hecho y que casi hacen que abandone la prueba en el kilómetro 14. No lo hice, pero creo que más porque realmente no sabía muy bien cómo regresar a la meta, y por ende, al hotel donde estaba alojada, pero fue en este kilómetro donde decidí parar el reloj y arrastrarme como pude algo más de 7 kilómetros. Mi tiempo en carrera es mejor no mencionarlo. De lejos era la peor marca en la distancia que había hecho, así como la carrera en la que peores sensaciones había experimentado de principio a fin. Una verdadera lástima, porque había logrado completar una preparación muy buena, no exenta de contratiempos, aunque ya me he acostumbrado a que todas las preparaciones importantes que hago sean así, que para nada hacía presagiar lo que que ocurriría al final. Y una prueba que, desde ambiente hasta organización, merece un 10, y yo no pude estar a la altura de en evento así.

Y como dicen que de todo lo negativo se sacan muchas cosas positivas, lo cierto es que de Albacete me traje muchas lecciones aprendidas.

Una de ellas es aprender a ser más objetiva, tener más los pies en la tierra. Otra es dejar la vanidad a un lado, y renunciar a marcas, con el único objetivo de disfrutar el momento.
La tercera y no menos importante es dejar de hacer públicas las pretensiones que se tengan en un determinado momento, sobre todo en lo que respecta a marcas o a tiempos. Me he dado cuenta de que en este mundillo hay much@s que padecen la enfermedad conocida como "marquitis", que yo también confieso haber padecido, y de la que espero estar curándome definitivamente. Lo cierto es que después de ese 7 de Junio, más de un@ debió haberse alegrado de mi estrepitoso "leñazo" en Albacete tras mi afán por intentar conseguir el sub-1h40 en Media Maratón, pero si soy sincera, la verdad es que esa gente me importa poco. Lo intenté, pero no pudo ser, y con esto ya hice más que much@s de los que aplaudieron mi "caída" desde el sofá de sus casas. Como dice una frase que me gusta especialmente "Sólo fracasan los que lo intentan".

Y, si algo aprendí ese fin de semana es a valorar la amistad de verdad, la incondicional, la de esas personas que, pese a los muchos errores que cometas, siempre estarán dispuest@s a perdonarte, la de la gente que te ayuda sin pedir nada a cambio, la que intenta consolarte después de un mal momento, y con esos amigos, aunque sean pocos son con las que quiero quedarme, porque sé que cada vez que los necesite los tendré ahí. 

Y ahora me encuentro inmersa en la preparación de mi segundo Maratón, y como no podía ser de otra manera, vuelvo a Castellón, a la ciudad que tantas y tantas emociones me hizo sentir aquel mágico 7 de Diciembre. 
Y poniendo en práctica una de las lecciones que aprendí en Albacete, he decidido que, el objetivo no sea otro que, el de intentar completar la preparación tal y como está inicialmente prevista, lo que significará que esta vez no ha habido lesiones ni molestias, disfrutando así de un viaje de 18 semanas, que espero, que al igual que en todas las preparaciones importantes, consiga sacar lo mejor de mi, y me ayude a corregir los muchísimos errores que aún sigo cometiendo, en aras de convertirme en mejor corredora.
Y, aunque para fijar los ritmos de entrenamiento, ha sido necesario fijarme un objetivo de tiempo, éste queda en un segundo plano y prefiero guardármelo para mi, ya que si durante la preparación, veo que no soy capaz de asimilar estos ritmos, no dudaré en ralentizarlos lo que haga falta. Con esto mato dos pájaros de un tiro, ya que, a la vez que me quito presión en la preparación, no decepcionaré a nadie, sea cuál sea el tiempo obtenido el 6 de Diciembre, puesto que nadie sabrá con qué objetivo partía en los entrenamientos.

A partir de ahora, espero sacar más tiempo y poder escribir más regularmente en el blog, para contar mis experiencias durante la preparación. 

Y sólo un objetivo en mente, poder revivir este momento de nuevo, que supuso un antes y un después en mi corta andadura como corredora popular.


Y en ello estamos, hasta ahora con bastantes buenas sensaciones. Y que duren...

jueves, 18 de diciembre de 2014

42.195 metros para soñar. Crónica de una Maratón casi perfecta

Hay quien afirma que correr una Maratón te cambia la vida. Dicen que cuando cruzas ese arco de meta tu vida ya no es igual a cómo lo era antes de hacerlo. Ahora puedo asegurar que esa afirmación, al menos para mi, es totalmente cierta. Aunque yo no diría que es la carrera en sí la que produce ese cambio, sino todo el proceso que está detrás de la misma. Incluso aunque no llegues a terminarla, aunque ni tan siquiera seas capaz de tomar esa salida, si has podido prepararla bien, si te has tomado la misma en serio y si has sacrificado muchas cosas para poder llegar hasta allí, ya eres maratonian@. Lo único que diferencia a l@s que la pueden acabar de aquéll@s que no consiguen hacerlo es una simple medalla de finisher y una foto que refleja la felicidad que se siente al cruzar ese arco de meta, por lo demás tod@s somos ganadores, sólo por el simple hecho de habernos inscrito a la prueba y habernos atrevido a prepararla.
Dicho esto, y aunque mi historia tuvo un final feliz, de no haberlo hecho, yo no me habría sentido ni decepcionada, ni fracasada, porque sólo fracasan los que jamás lo intentan.
Una carrera: la Maratón de Castellón, una fecha: 7 de Diciembre de 2014 y cuatro personas "fantásticas" : Josep, Javi, Isaac y Óscar han sido la clave para pasar el que sin duda ha sido uno de los mejores fines de semana que recuerdo. el que marca un antes y un después en mi vida y que es el que os quiero contar en esta entrada. 

Viernes 5 de Diciembre:

Comienza mi aventura Maratón. Aunque no es del todo cierto, dado que todo comenzó aquel 27 de Febrero en el que cometí una de las  mejores "locuras" de mi vida: inscribirme. Pero bueno, sí que es cierto que todo eso ya lo he ido contando en anteriores entradas y que fue este viernes, mientras cogía el tren que me iba a llevar camino a Castellón, cuando sentí que ya no había marcha atrás. Los nervios empezaban a hacer aparición, y ya sentía esas mariposas que sienten tod@s o casi tod@s los que alguna vez se han enfrentado a algo parecido. El viaje se mi hizo algo pesado, así que cuando escuché por megafonía que la siguiente parada era Castellón de la Plana me sentí aliviada. Me bajé del tren y salí de la estación. Enseguida localicé mi hotel, el Luz Castellón, que estaba, como bien me había dicho Josep, justo enfrente. Llegué, formalicé la reserva y me asignaron habitación : la 734. Así que subí, me acomodé, deshice la maleta, cené una ensalada de pasta que traía de casa, y me fui a la cama pronto, dado que estaba agotada del viaje, y quería descansar bien, puesto que al día siguiente me esperaba un día cargado de sorpresas y emociones.

Sábado 6 de Diciembre:

Me levanté temprano, aunque sin ayuda del despertador. Así que a eso de las 8 de la mañana ya estaba en pie. Me dí una ducha, me vestí y me dispuse a salir a desayunar. Desde la ventana de mi habitación había unas vistas increíbles de la ciudad. El sol lucía y todo hacía presagiar que la climatología nos iba a acompañar el día de la carrera.



Salí a la calle, había que aprovechar bien la mañana. Desayuné en un bar que había camino del Parque Ribalta, donde estaba ubicada la feria del corredor, hice un poco de tiempo y esperé a que abrieran. A eso de las 10:30 de la mañana ya tenía mi dorsal y mi bolsa del corredor


Con todo esto en mis manos, aproveché el resto de la mañana para dar una vuelta por Castellón, hacer unas compras y volverme para el hotel a eso de las 12 de la mañana, puesto que había quedado con Josep en que nos veríamos allí cuando llegasen él y su mujer y desde allí nos iríamos a la Pizzería San Luis, donde habíamos quedado para comer los cinco fantásticos.
Así que a eso de la 13 me sonó el móvil. Era Josep que había llegado hace un rato y que me estaba esperando, junto con su mujer Sofía, en recepción. Así que cogí el abrigo, el ascensor y hacia abajo. Primera gran sorpresa del día, después de casi dos años hablando vía internet, por fin conocía en persona a la persona que más ha hecho por mi (de forma totalmente altruista) desde que empecé en este mundillo, así que os podéis imaginar la ilusión que esto me hacía. Tras las presentaciones de rigor, nos bajamos hasta el parking del hotel y de aquí, camino a la pizzería donde habíamos quedado con el resto de fantásticos. Llegamos un pelín tarde, en parte porque nos despistamos, y, en parte porque el navegador de Josep, casi nos hace chocarnos con el tranvía, en fin, una anécdota más que nos la tomamos con bastante humor. No era cuestión de estresarse por algo así.
Por fin los cinco fantásticos juntos. Ya en el restaurante conocí a Javi, Isaac, Óscar y sus respectivas familias. Y la verdad es que durante la misma, estuvimos hablando, de forma distendida y agradable, como si nos conociéramos de toda la vida. Resulta curioso, puesto que era la primera vez que nos veíamos, pero la confianza y las bromas que nos gastamos durante toda la comida parecían indicar todo lo contrario.
Terminamos en torno a las 17:00 de la tarde y desde allí decidimos (Josep, Sofía y yo) irnos directamente a la feria del corredor a recoger la bolsa y el dorsal de Josep que aún no lo tenía. Así que nos hicimos con ello, unas fotos para el recuerdo y camino de nuevo al hotel a descansar un poco las piernas hasta la noche.




















Josep, su mujer y yo, habíamos quedado con Javi y su familia a cenar en un hotel cercano al de Javi, así que salimos caminando todos juntos hacia allí. Ya, por el camino, detectamos que la climatología había cambiado bastante. Lo que por la mañana era sol y algo de brisa, ahora dejaba paso a unos vientos con rachas bastante fuertes que amenazaban con hacernos la carrera bastante más dura de lo que sería en condiciones normales. Esto hizo que, a los nervios, que ya tenía, puesto que se acercaba la hora de la verdad, se uniera la incertidumbre de cómo me afectaría el viento en carrera. Intenté no pensar mucho en ello durante la cena, en la que también nos reímos bastante. El menú se compuso de un plato de pasta con tomate, una pechuga de pollo a la plancha y un yogur natural. Todo ello acompañado de bastante agua, por aquello de cuidar la hidratación antes de la carrera. Nos despedimos de Javi y familia y volvimos al hotel caminando. El viento iba en aumento, mis nervios también. 
Llegamos a nuestro hotel. Josep había venido preparado con bastante comida, cosa que yo no, así que se ofreció a compartirla conmigo, que, de lo contrario me habría tenido que bajar a desayunar a algún bar cercano al hotel, con el correspondiente aumento de nervios. Otra cosa que le debo. Así que con todo lo que me dió, me subí a la habitación. Último repaso para ver si todo estaba preparado para el día siguiente y a intentar dormir un rato.



Y digo intentar porque lo cierto es que no dormí precisamente bien, ni del tirón. No sé si fue producto de los nervios, o del viento que soplaba con fuerza, o de ambas cosas.

Domingo, 7 de Diciembre:

El despertador sonó a eso de las seis de la mañana, entonces supe que ya no había marcha atrás. Pese a no haber dormido mucho, no me encontraba cansada. Desayuné un par de tostadas con mantequilla y mermelada y un plátano y a la ducha. Ya había quedado con Josep en que cuando él terminase de desayunar nos bajaríamos juntos a tomar un café. Y así fue, bajé a la tercera planta a buscarle y nos fuimos juntos a por ese café que a mi me estaba haciendo falta. Fue aquí, cuando, por primera vez, Josep hablaba conmigo sobre la estrategia que debería llevar en carrera y sobre como debía planteármelo. Hasta entonces no lo había hecho, ni yo tampoco le había preguntado. Es más, creo que si no me hubiese dicho nada, habría corrido exactamente igual a cómo lo hice, pero bueno, esto a posteriori es muy fácil decirlo. Me quedé con una de las muchas cosas que me había dicho y que era que sufrir, me iba a tocar sufrir, pero que cuanto más lo retrasara, la carrera se me haría menos pesada. Me dijo que lo ideal era empezar a sufrir a partir del kilómetro 37, porque entonces es que habría corrido como tocaba y no tendría ningún problema en terminarla. En ese momento esto me pareció imposible, y tenía claro que empezaría a sufrir bastante antes, pero no me importaba, total para eso había venido, y para eso me había preparado durante veinticinco semanas, que una Maratón no es cualquier cosa.

Nos subimos al hotel y quedamos en que cuando estuviéramos listos bajaríamos a calentar un poco los dos juntos. Así que cuando Josep terminó, subió a mi habitación y desde allí nos bajamos juntos a calentar. Cogimos la calle que nos llevaba al arco de salida, que estaba muy cerca de nuestro hotel y de ahí dirección a la UJI, donde pudimos comprobar que el viento nos iba a dar la lata de lo lindo. Un trote suave, unos ejercicios de técnica de carrera, una recta (cada uno a su ritmo) y de allí soltando muy suave hasta el hotel, donde nos hicieron a los dos una foto con una cámara profesional, que, por desgracia, no he conseguido encontrar, pero que me habría hecho mucha ilusión hacerlo, puesto que sería un recuerdo bonito.
Subimos cada uno a nuestra habitación a prepararnos, ahora sí, se acercaba el momento, menos de una hora para que diesen la salida. Cuando estuvo listo Josep subió a buscarme a la habitación. Últimos preparativos, aplicación de vaselina en las zonas donde se producen más roces, comprobación de que nos hemos atado bien los cordones, apago el móvil y para el hall del hotel donde habíamos quedado con el resto de fantásticos para irnos juntos hacia la salida. Cuando llegamos ya estaba Javi, y al rato, llegaron Óscar e Isaac. También nos juntamos con Víctor y Miguel, que son amigos míos de aquí y que habían venido a hacer la Maratón también. Así que, después de las correspondientes presentaciones, nos fuimos caminando hacia el arco de salida. Yo ya iba como un flan, aunque intentaba que no se me notase demasiado.
Llegó el momento de la despedida. Abrazos y besos y cada uno a su cajón. Víctor, Miguel y yo al de 3h45'-4h, aunque pudimos comprobar, que, por desgracia se colaba gente de cajones peores. No es que esto nos afectase mucho, al ser una Maratón con muy pocos participantes, pero me fastidia la gente que lo hace.

La carrera:

La música empieza a sonar. Momentos de emoción, dado que la canción que escogieron antes de dar el pistoletazo de salida es espectacular. Se me pone la carne de gallina, esto está a punto de comenzar, ahora sí es la hora. Cuenta atrás, y pistoletazo de salida, seguido de una lluvia de confeti y un montón de cohetes, muy típico de Valencia y que a mi, me gusta especialmente. Todo esto hace que al cruzar la alfombra de control de salida, me emocione por primera vez e incluso suelte unas lágrimas, que no serían las únicas a lo largo de toda la carrera.



Salimos los tres juntos, aunque desde los primeros metros se nos unen un grupo de corredores valencianos, concretamente de Sagunto, y a los que, desde aquí, especialmente a Romualdo, aprovecho para agradecer todo lo que hicieron por mi durante casi toda la carrera. Es increíble lo que une este deporte, cuando ves que gente que no te conoce de nada, te echa una mano en los peores momentos de carrera, no tengo palabras.

Josep me había dicho tomando café que me colocase tras el práctico de 4 horas y que intentase seguir su ritmo, pero siempre controlando no pasarme de las ppm máximas que me había puesto como límite hasta la primera media y que eran entre 155-160 ppm, pero no logro localizarlo. Vamos justo detrás del de 4h30', aunque no tardamos en pasarlo. Nuestro ritmo en ese momento es de menos de 5:40/km y, aún así, ni rastro del práctico de 4 horas. Comentamos que quizás va demasiado rápido, así que preferimos no obsesionarnos y seguir a este ritmo que parece cómodo y que mantiene las ppm dentro de los márgenes. 

Primer punto clave, subida por el puente hacia la UJI. El viento pega fuerte de cara. En este punto, alrededor del kilómetro 7, nos cruzamos con los corredores más rápidos, que ya están dando la vuelta. Al primero que veo es a Josep que me grita y me pregunta que si voy bien. Qué grande que es!!!. Le grito que sí y le hago un gesto con la mano para que sepa que estoy genial y para que no se preocupe.

Después me cruzo con los demás fantásticos e intento saludarlos a todos. Qué ilusión escuchar como gritan tu nombre y te animan desde el otro lado!!!.



Voy muy bien y ya casi hemos llegado al kilómetro 10. Las calles de Castellón están abarrotadas, la gente te anima mucho, aplauden a tu paso, te llaman incluso por tu nombre. Suenan grupos de música, el ambiente es increíble, estoy feliz y eso se puede ver en las fotos que me sacan. Pero me lo tomo con cautela, que aún queda mucha carrera y en cualquier momento esa imagen de felicidad puede convertirse en algo bien distinto.



Hemos hecho un grupo bueno para correr. Ojalá acabáramos todos juntos, es algo que comentamos durante los primeros kilómetros. Y con esta idea, que luego no pudo materializarse, enfilamos la que, para mi, fue la parte más dura de la carrera, vamos dirección al Grao. La bajada no se me hace nada pesada, porque, aparte de ir con ligero desnivel positivo, el viento sopla a nuestro favor, lo que hace que las ppm no suban nada y los ritmos mejoren sensiblemente. No obstante, no me olvido de lo que Josep me ha dicho, y es que la subida, con el aire en contra y 21 kilómetros en las piernas se me hará pesada y entonces miro a mi izquierda por donde empiezan a subir los primeros corredores. Le busco, pero no consigo verlo. Me pongo nerviosa, Al resto sí que los veo. Todos me chillan, excepto Javi, que va muy concentrado en su carrera y por delante del práctico de 3h30'. Me alegro mucho por él, porque, de terminar así la carrera, habría cumplido su objetivo.
Sin darme cuenta llegamos al puerto, y también sin darme cuenta, el grupo se ha desperdigado. Mis amigos de Aranjuez han tirado hacia delante, aunque yo he preferido quedarme con el grupete de valencianos que creo que van a un ritmo muy parecido al que yo puedo llevar. Es aquí cuando más cerca vemos al globo de 4 horas, y aún así, no nos unimos a él. Para mi gusto sigue yendo demasiado rápido. Así que nosotr@s a nuestra marcha, que no es mala. pienso que aún queda mucha carrera y Romualdo me dice que si no nos venimos abajo, al final incluso le daremos alcance, así que, con esta idea, encaramos la subida del puerto de Castellón, y el que fue mi "muro" particular en la carrera.
Decido tomarme el segundo gel al paso por el arco de la Media Maratón y cuando casi se cumplen las dos horas corriendo, en concreto 1h59'37". Desde el principio las ppm empiezan a subir, tanto que veo que se me están yendo, se acercan a 170 ppm y eso es mucho para mi, teniendo en cuenta que aún falta casi la mitad de la carrera. Decidimos bajar el ritmo y aún así esos 5 kilómetros de carrera se me hacen eternos. El viento es insoportable, las ppm se van, empiezo a pensar que, de seguir así, no seré capaz de terminar la carrera. Me entra el pánico y pienso que a partir de aquí, la carrera será un vía crucis. Intento no pensar, pero la mente me falla. Por fin veo Castellón de nuevo y me animo, quizás aquí ya no se note tanto el aire y las ppm bajen y así sucede. A partir del kilómetro 27, ya en ciudad, las ppm vuelven a valores normales. Me vengo arriba por momentos, creo que ya ha pasado lo peor, pero no me confío del todo. Mis compañeros de batalla me dicen que ahora empieza la carrera de verdad, a partir del 30. Comienzan los miedos de nuevo y me vienen a la mente todas las cosas que la gente me ha ido contando sobre la carrera. Aquí empieza el "muro", en el kilómetro 32 está el "hombre del mazo" esperándote, y si no, aparecerá en el kilómetro 35, pero aparecerá. Ahora es cuando empieza la Maratón de verdad, todo lo demás ha sido un calentamiento. Ahora es cuando tienes que demostrar si de verdad eres tan fuerte como crees o como aparentas. Mi cara de preocupación en el kilómetro 30,5 lo dice todo, aunque curiosamente aún soy capaz de mantener una buena técnica de carrera (dentro de mis posibilidades), lo que indica que físicamente aún quedan fuerzas.



Pienso que ahora no puedo venirme abajo, que ya tengo más de dos tercios de la carrera hechos, que el cuádriceps no me ha molestado en absoluto y que tengo que poder porque hay mucha gente pendiente de mi en esta carrera y no es cuestión de defraudarles. Con ese pensamiento y sin darme cuenta llego al kilómetro 32. Sigo entera y no me he dado con ningún muro, pese a llevar un ritmo bastante parecido al del principio. Eso sí, me doy cuenta que, de todo el grupo que comenzamos, sólo quedamos Romualdo y yo, los demás se han ido quedando por el camino, bien porque no han sido capaces de seguir nuestro ritmo, bien por otra causa que desconozco. Sólo espero que no se hayan dado con ninguna "pared" y sigo corriendo. Las piernas ya van cansadas, pero aún no me he encontrado con el "hombre del mazo", así que decido tomarme el último gel para que me pille preparada en el kilómetro 35, que es donde estoy casi segura de que me estará esperando.

Kilómetro 35, ya sólo faltan 7. El gel ha hecho efecto y me encuentro extrañamente bien. Voy cansada, pero no me duele nada. Mi compañero me dice que me ve fenomenal, que ya casi está hecho y empiezo a verlo claro: lo voy a conseguir, voy a ser capaz de terminar una Maratón, me emociono y se me escapan unas lágrimas. Entonces llegamos al 36, muy cerca de meta, el ambiente es espectacular y así no hay quién se venga abajo. Me doy cuenta de que en estos últimos 6 kilómetros he adelantado a muchos corredores, lo que habitualmente suele conocerse como recoger "cadáveres". Me fijo a mi alrededor y veo que la gente ya empieza a ir mal, aunque yo no. Enseguida veo a Josep y a Sofía. Como sé que estará preocupado porque ha visto pasar al práctico de 4 horas y yo aún no lo había hecho, mi única preocupación en ese momento es hacerle saber que voy bien, así que al llegar a su lado se lo digo. No soy capaz de saber qué cara llevo, pero tengo la sensación de que es bastante buena, por los comentarios que la gente hace a mi paso, y teniendo en cuenta que ya llevo casi 3h30' corriendo sin parar. Espero haberle quitado la preocupación, que creo que sí, aunque no la decepción, puesto que me veo incapaz de cruzar la meta en menos de 4 horas, pese a que el práctico va a escasos metros por delante de nosotros. En ese momento, Romualdo, mi gran apoyo durante casi toda la carrera me dice que no puede más, que me adelante. Yo, al principio le digo que no, que me quedo con él y que esa meta la vamos a cruzar los dos juntos, sea como sea. Pero él me convence de que aumente el ritmo en esos kilómetros finales. Lo que me decide a hacerlo es algo que me dice y que recuerdo a  la perfección: "He corrido 26 Maratones y he visto muchos debutantes en esta distancia a lo largo de mi vida. Pero jamás había visto a nadie con tanta energía en la parte final, así que tira hacia adelante, y no mires atrás, que no sólo la acabas, sino que la bajas de 4 horas".
Esas palabras me dan energía y, con mucha pena, me adelanto y a partir del 37, comienzo mi carrera en solitario. Se me hace duro, pero, en efecto, empiezo a ver como ya casi voy a la altura del práctico de 4 horas. Aprieto los dientes y consigo pasarle antes de ver el cartel del kilómetro 40. Voy muy cansada, pero esto me da un subidón increíble. Esto sí que era algo que no me esperaba y que ya daba por perdido. Me duelen mucho las piernas, pero esto ya casi está hecho. Me emociono de nuevo, no me creo que vaya a ser capaz de bajar mi primera Maratón de las 4 horas en los dos kilómetros finales. Esto es muy grande, se puede pedir más???. Pues claro que sí. Lo mejor, estaba a punto de llegar y yo sin saberlo.

Kilómetro 41; sin duda, mi momento mágico de la carrera. Ya quisieran much@s que llegados a este punto, cuando ya no puedes más, alguien a quién admiras muchísimo en este deporte, y a quién le tienes un cariño inmenso se ponga a correr justo a tu lado y te diga justo lo que necesitas oír en ese momento, cuando parece que vas a desfallecer. Y que esas palabras mágicas sean las responsables de llevarte en volandas hacia la meta, sacando fuerzas de flaqueza para hacer ese kilómetro y poco más rápido que el resto de la carrera. Esto es algo que no tiene precio, y que, gracias a Nuria, la mujer de Javi, que tuvo la gran idea de inmortalizar de forma fotográfica ese gran momento, siempre tendré un recuerdo gráfico del mismo. Ni la entrada en meta, ni nada, pueden compararse a lo que sentí esos metros. Porque momentos como éste demuestran que en esta vida hay personas con un corazón enorme y luego está él, Josep, para el que me quedo sin calificativos. Así que si tuviera que quedarme con algún momento de toda la carrera, éste sería sin duda el elegido.



A partir de aquí todo lo que recuerdo es confuso. Me acuerdo de ir llorando de la emoción y recuerdo a mucha gente que te cerraba en un pasillo muy estrecho y que no paraba de animarte y de decirte que ya lo tenías, que lo ibas a conseguir. Recuerdo ver El Corte Inglés a mi izquierda y enseguida, tomar el giro que me llevaría hasta la larga recta llena de arcos del Parque Ribalta. Después de cruzarlos todos tendría mi recompensa, mi primera medalla de finisher, pero también se acabaría todo por lo que he luchado y me he esforzado tantos meses. Y así crucé el último arco, con los brazos en alto en señal de victoria, pero con los ojos llenos de lágrimas, que eran producto de la toda la mezcla de emociones que había experimentado todo este tiempo. 



Ya, lejos de cualquier objetivo indiscreto, rompo a llorar pero bien. Echo de menos tener a alguien a quien abrazar, pero como he corrido los últimos 5 kilómetros sola esto no es posible. Enseguida me coge un voluntario, me echa una toalla por encima para que no coja frío y me acompaña hasta una silla donde me siento y me quita el chip. No me deja agacharme a ayudarle, dice que yo ya he hecho suficiente esfuerzo. Obviamente dono los cinco euros a la Maratón solidaria, para devolver de algún modo todas las atenciones que he recibido desde la recogida del dorsal hasta la entrada en meta. Es increíble, no sólo los voluntarios, la gente animando, y una ciudad entera volcada con este evento. No le encuentro ningún fallo a esta Maratón, y tengo clarísimo que si vuelvo a animarme a repetir esta distancia, volvería aquí con los ojos cerrados. En ese momento veo a Víctor y a Miguel, ellos habían llegado hace un rato y aún no han recogido la medalla de finisher, así que nos abrazamos emocionados y nos vamos a por ella. Me entregan la pulsera y me cuelgan la medalla, la miro y no acabo aún de creérmelo, estoy como en una nube. No veo a ninguno de mis fantásticos por ningún lado, hay demasiada gente y, como no me apetece comer nada, cojo una bebida isotónica, y les digo que me vuelvo caminando despacio hacia el hotel.

Después de la carrera:

Esos 500 metros se me hacen eternos, tengo ganas de llegar y de mirar el móvil para saber cómo les ha ido al resto, tengo la esperanza de que todos hayan cumplido su objetivo.

Una vez en la habitación enciendo el móvil y me encuentro con más de un centenar de mensajes de apoyo, vía WhatsApp, vía redes sociales y me quedo sorprendidísima. Vuelvo a emocionarme especialmente cuando leo el que me dedicó mi hermana y que comparto por aquí:




Con éste lloro un montón, principalmente porque viene de alguien que me ha inculcado grandes valores en lo deportivo y que sí que sabe lo que es esfuerzo, constancia y disciplina. A su lado lo que yo acababa de hacer no tenía ningún mérito, y, sin embargo, ella quería ensalzar el valor de todo lo que he hecho estos meses.Todo un detalle por su parte, la verdad.
Llamo a mi madre y hablo con ella y con mi hermana. Les tranquilizo, les digo que estoy bien y que voy a ducharme rápido para irme a comer.
Es entonces cuando entra un mensaje al móvil, el que jamás hubiese deseado leer y que empaña por completo la felicidad que tenía en ese momento. Por razones obvias no daré más detalles porque ésta es una historia que no me corresponde contar a mi, sino al que la vivió en primera persona, siempre y cuando le apetezca hacerlo. No es justo, y lloro de nuevo, esta vez de rabia e impotencia.

Me ducho y me voy a buscar a Josep y a Sofía. Me preocupa cómo se sentirá él en este momento, pero intento no ser demasiado indiscreta con las preguntas, porque entiendo que no le apetezca hablar del tema. Sé por el grupo de WhatsApp que todos los demás han logrado su objetivo de sobra, y me alegro mucho por ellos, aunque mi alegría no es completa. 
Nos vamos a comer al CC La Salera, y de allí al hotel a descansar un rato, aunque no logro dormir demasiado, demasiadas emociones, demasiados sentimientos encontrados.
A la tarde Josep me llama y me dice que han quedado en ir a tomar algo con el resto de fantásticos, así que decido unirme a ellos y terminamos cenando con Javi y su familia en el Burguer King. Otra noche agradable, aunque no tanto como hubiese querido.
Ya de vuelta al hotel me meto en la cama. Estoy agotada e intento dormir un rato. Lo consigo pero no del tirón porque empiezan a aparecer los dolores post-Maratón en mis piernas y no logro encontrar una postura cómoda en la cama.

Lunes, 8 de Diciembre

Decido madrugar para ir preparando la maleta. Me ducho y espero a que Josep se comunique conmigo. Me dice que ya están listos, así que bajo a buscarlos a la habitación y nos vamos a desayunar a la cafetería que está justo en la estación de tren. Una vez terminamos volvemos al hotel. Es hora de cerrar las maletas y cargar el coche. Mi tren sale de Castellón a las 16:30. Josep me había dicho que se quedarían a acompañarme hasta esa hora. Yo les digo que no hace falta, que si no les apetece se vuelvan a casa, que yo comería algo por aquí cerca y haría tiempo hasta que llegase el tren. Ellos insisten en quedarse conmigo, y me dicen que vamos a ir al Puerto a comer un arroz típico de la zona. Y eso es lo que hacemos. Una vez terminamos de comer me llevan hasta la Renfe de Castellón de nuevo y llega el momento de las despedidas. Me da mucha pena, pero es hora de regresar a casa. El viaje de vuelta se me hace menos largo que el de ida, pese a los dolores de piernas que llevo. Por el camino voy pensando en lo que me ha pasado todo este fin de semana. No soy capaz de asimilarlo aún. Si no fuese por los dolores que llevo de cintura para abajo, no creería que he corrido una Maratón. Ni siquiera tengo ninguna foto con la medalla de finisher. Total, no es sólo mía, sino también de la persona que ha estado detrás de veinticinco semanas de preparación, que ha aguantado mis fallos en los entrenamientos, mis rabietas, mis llantos, mi lesión pre-Maratón. La que adaptó mis entrenamientos a mis horarios de trabajo, la que se preocupó de revisar todas y cada una de mis prácticas, y de adaptar el plan y las distancias a mi nivel. Acaso lo hubiese conseguido sin él??. La respuesta es, obviamente: NO. En todo este tiempo yo sólo he puesto ganas, ilusión y unas piernas "defectuosas" que a punto estuvieron de dejarme con las ganas de disfrutar de la carrera. Todo lo demás, que es muchísimo, lo has hecho tú: Josep. Con lo cuál mi medalla, mi premio por cruzar esa meta es compartido. Mi primera Maratón no es sólo mía, porque sé que sin ti jamás lo habría logrado. Espero haber podido estar a la altura de lo que esperabas de mi, y no haberte defraudado, porque después de todo lo que me has ayudado, era lo menos que te merecías. Así que aquí está la crónica de NUESTRA PRIMERA MARATÓN. Ya he alcanzado uno de mis grandes sueños y, una vez más, te lo debo a ti. Siempre voy a estar en deuda contigo y créeme que, en la medida de lo que pueda, intentaré devolverte de algún modo todo lo que has hecho por mi durante estos casi dos años.

Aprovecho para dar las gracias también al resto de fantásticos: Javi, Isaac y Óscar y a sus respectivas familias. A Nuria, la mujer de Javi, por una foto de valor incalculable para mi. A la mujer de Óscar, por aguantar la crónica de mi carrera el domingo por la noche y por emocionarse al escucharla. A Celtia, la peque de Isaac, por regalarme esa sonrisa preciosa que tiene y que espero que nunca pierda. Y a Sofía, la mujer de Josep, por esperar de pie y con casi ocho meses de embarazo,lo cuál tiene un mérito increíble, por verme pasar durante la carrera, también por haberme aguantado durante casi la totalidad de ese fin de semana y por haber contribuido con su agradable compañía a que no me sintiese sola en Castellón.

Me quedo con este fin de semana casi perfecto que pasamos y que no cambiaría por ninguna marca personal en carrera, por buena que ésta fuera, porque los valores humanos y la amistad están por encima de cualquier otra cosa y porque he tenido la gran suerte de poder vivir esta experiencia con cuatro personas muy grandes. Sólo espero poder tener la oportunidad de volver a repetirlo quizás en otra ciudad, quizás en otra distancia, pero todos juntos de nuevo.

GRACIAS FANTÁSTICOS!!!


jueves, 4 de diciembre de 2014

Todo por un sueño

Bueno pues ahora sí que puedo decir que se acabó lo que se daba. Mañana a estas horas ya habré finalizado mi última sesión de la preparación de la Maratón y estaré terminando de preparar la maleta, porque, si no pasa nada raro, a las 17:10 de la tarde cogeré el tren que me llevará hasta Castellón.

Parece mentira, pero el tiempo, a veces, pasa más rápido de lo que queremos darnos cuenta. Más de un@ me dijo que si me inscribía con tanta antelación, me daría tiempo incluso a arrepentirme. Pero nada más lejos de la realidad, según se ha ido acercando la fecha, cada día que pasaba, tenía más ganas de correrla.

Desde ese 27 de Febrero en el que formalicé mi inscripción a la prueba, han pasado montones de cosas: unas buenas y otras no tanto. En Abril-Mayo superé mi primera lesión como corredora, diciendo así adiós a hacer mmp en un 10K, al menos, en este año. Pero aquéllo no importó gran cosa, porque por la Maratón estaba dispuesta a hacer cualquier cosa.

Además he conseguido completar bastante bien, una preparación de veinticinco semanas, pese a que hubo más de un@ que me insinúo que se me haría eterna. Pues más bien ha sido todo lo contrario, se me ha hecho corta, es más, siento que quizás con un par de semanas más, habría logrado llegar en mejores condiciones. Y todo ello, pese a que mi lesión en el cuádriceps, de la que también he conseguido salir airosa, amenazaba seriamente con impedirme tomar la salida, haciendo que estas últimas semanas hayan sido especialmente duras para mi. Pero no me quejo, al fin y al cabo, me considero una privilegiada por poder estar el domingo allí, pese a todas las dificultades que me he ido encontrando por el camino.

Creo además que todas esas dificultades, han hecho y harán que me vuelva más fuerte. Siempre he tenido claro que no soy una persona débil, no soy de las que se rinden a las primeras de cambio, pese a que la vida se ha empeñado y se empeña en ponerme multitud de obstáculos, siempre logro esquivarlos, y, una vez más lo he conseguido. Pienso que esta actitud, la de luchadora y valiente me ayudará y mucho cuando la carrera me muestre su lado más duro. Y es que no me he sacrificado durante veinticinco semanas para darme por vencida a las primeras de cambio, así que pienso luchar con todas mis fuerzas y no me daré por satisfecha hasta que cruce esa meta.

También quiero aprovechar mi última entrada pre-Maratón para pedir perdón a tod@s las personas a las que he tenido un poco abandonadas durante la preparación: familia y amigos. Que me disculpen por haber sido tan "monotemática" en las conversaciones, sobre todo estos últimos días y pedirles que intenten entenderme, que esto es algo que no se puede vivir todos los días.

Y desde aquí aprovecho para darles también las gracias no sólo por su comprensión, sino por el apoyo que he recibido por todas partes durante la preparación, pero fundamentalmente estas últimas semanas. Pese a haber afrontado la totalidad de los entrenamientos en soledad, jamás me he sentido sola, y en los momentos más difíciles de la preparación esos mensajes de ánimo han tirado de mi y me han servido para acabar las sesiones más exigentes y también las más duras.
En este sentido haré tres menciones especiales:

- En primer lugar a mi hermana Loly, una gran motivación desde que empecé a correr y un ejemplo de superación personal en lo deportivo cada día que pasa, pese a que las lesiones no le están dejando disfrutar de su gran pasión al 100%. La última, una calcificación en el tendón del hombro izquierdo, que no la deja entrenar como quisiera, a la par de causarle unos dolores tan terribles, que hasta ha tenido que pincharse analgésicos para poder aguantarlos. Y ahí sigue ella, sin pausa, con sus entrenamientos de cara al Campeonato Máster de Natación de Invierno que se celebrará en Pontevedra en 2015 y en el que seguro que revalida sus títulos como campeona y sub-campeona de España de su categoría. Viéndola a ella, que no hay dolor que pueda pararla, mi lesión en el cuádriceps se ha hecho más pequeña aún. Así que si ella ha podido y puede seguir luchando con algo bastante peor que lo mío, por qué no iba a poder yo???. Yo sé que desde que den la salida a las 9:00 de la mañana estará pensando en mi e incluso parece que la estoy escuchando gritarme: "Vamosss July, que tú puedes!!!" .

- En segundo lugar a tres desconocidos por completo para mi, y que desde hace un tiempo ya son como de mi familia. Ellos me han acompañado en mi viaje hacia Castellón y harán la Maratón conmigo, cada uno con un objetivo diferente, pero todos con las mismas ganas e ilusión que llevo yo. Ellos son Los Fantásticos: Javi, Isaac y Óscar. Parece mentira pero, pese a no habernos visto jamás en nuestra vida, ya me han demostrado su apoyo mucho más que personas bastante más cercanas. Y esto es otra de la cosas que hacen tan grande este deporte, la gente tan maravillosa que te vas encontrando por el camino.Vamosss Fantásticos, a cumplir con nuestros objetivos en Castellón, nosotr@s podemos!!!.

- El tercer y último lugar lo dejo para el artífice de todo esto. El que está detrás de mi sueño y de todos y cada uno de los kilómetros que he recorrido durante toda la preparación, el último integrante de los cinco Fantásticos: Josep. Yo tuve la suerte de que se cruzara en mi camino hace casi dos años y decidí seguir sus zancadas. Desde entonces todo lo que me ha sucedido como corredora ha sido bueno. No quiero explayarme mucho más porque sé que, debido a su modestia y a su timidez, no le gustan este tipo de agradecimientos en público, pero una vez más quería darte las gracias. Gracias por haberme aguantado durante todas estas semanas, gracias por escucharme, por apoyarme y por haber decidido compartir tu preparación conmigo. Gracias por adaptar los entrenamientos a mis horarios de trabajo y gracias porque en definitiva, sin ti, esto no hubiese sido posible. Así que a partir del kilómetro 37, cuando las fuerzas empiecen a fallarme, no sólo me acordaré de las "Galtaes" que piensas darme si se me ocurre flaquear, jejeje..., sino que trataré de reponerme como pueda, porque quiero que me salga la mejor carrera posible, porque no te mereces que te defraude y porque quiero que te sientas orgulloso de mi cuando, si todo sale bien, consiga cruzar esa meta. Yo estoy segura de que tú también lograrás tu objetivo en Castellón. Te lo has currado mucho estas semanas y te lo mereces. De hecho será lo primero que intente averiguar cuando acabe la carrera, más "muerta" que viva y espero que seas tú el que me lo cuentes en primera persona, porque eso será señal de que la cosa ha ido bien. GRACIAS JOSEP!!!.

El final está cerca. En unos días todo habrá terminado y esto formará parte de la historia de mi vida.
Copio literalmente una frase de la página de Facebook de la organización de la Maratón de Castellón y que me ha parecido que describe a la perfección lo que sentimos la mayoría de l@s que el domingo nos enfrentaremos a este reto.



Éste es el tiempo que queda para dar saltitos de nervios justo antes del disparo, para sonreír al cruzar el arco de salida, para percibir las sensaciones del cuerpo en plenitud, para morder los dientes cuando las piernas pesan, para acelerar el paso cuando el público te anima, para romper el muro y decirle al reloj que aquí está tu mejor versión.

Pues lo dicho, el domingo con la mochila cargada de ilusión y pensamientos positivos pienso tomar esa salida con el único deseo de convertirme en maratoniana, porque he entrenado para ello, porque estoy preparada y porque éste es mi gran sueño. Y por un sueño se hace lo que haga falta, incluso correr una Maratón...


domingo, 23 de noviembre de 2014

Mesociclo 7, sonrisas y lágrimas

Desde mi última entrada hace ya casi un mes, han pasado muchas cosas, unas buenas y otras no tanto.
La buena noticia es que el pasado 9 de Noviembre volví a hacer un entrenamiento exigente y pude correr más de dos horas seguidas con alguna pequeña molestia en el cuádriceps, pero sin sentir dolor en la rodilla, lo cuál confirmaba, como me había dicho la fisio en la segunda sesión, que la lesión había mejorado una barbaridad.

Ese entrenamiento, en el que fui capaz de completar 22,50 kilómetros a 5:20/km, me dejó muy buenas sensaciones a nivel mental, puesto que desde el 28 del mes anterior, había sido incapaz de correr más rápido de 6:00/km, pero a nivel físico también sirvió para constatar que este mini-parón había dejado mi forma física envidiable antes de la lesión bastante resentida. Adiós a marcas, adiós a hacer ese día una gran carrera y adiós a muchas semanas de esfuerzo y sacrificio para poder entrenar. Ahora con terminar la prueba ya puedo darme por satisfecha, porque tampoco estoy para mucho más.

Tengo que reconocer que, pese a la resignación y a haberme hecho ya a la idea, duele y mucho. Prueba de ello es que estas semanas han sido duras, muy duras, y de llorar bastante, y, aunque esto no debería llamar la atención de manera especial, porque de normal, ya soy bastante llorona, y pese a que estoy acostumbrada a sufrir, porque llevo casi toda mi vida haciéndolo, he de decir que llevaba tiempo sin que algún acontecimiento negativo me afectase tanto. La lesión me ha dejado secuelas importantes a nivel mental de las que tardaré tiempo en recuperarme.

Tengo que decir que ha habido días en los que pensé en abandonarlo todo y en tirar la toalla. Y creo que si no fuese porque detrás de mi preparación para esta Maratón, están las manos, el trabajo, el esfuerzo y muchas horas de dedicación altruista y generosa de una persona a la que le tengo un cariño especial, posiblemente lo hubiera hecho. Pero así no, de este modo no podía plantearme un abandono porque él no se merece algo así. Lo único que lamento profundamente es no haber podido estar a la altura de una preparación tan brillante como la suya, de la que jamás he dudado y que yo considero de Matrícula de Honor. Aunque me queda el consuelo de volver a intentarlo de nuevo quizás para el año que viene, o para el siguiente, todo dependerá de cómo termine el día de la carrera. Así que, aunque no sea haciendo una marca espectacular, aunque no sea en las mejores condiciones ni físicas, ni mentales, tengo claro que voy a tomar esa salida y que, si la lesión no me lo impide, voy a intentar terminarla, aunque el tiempo diste mucho del que hubiera hecho antes de la lesión. 

Estas tres últimas semanas de carga he podido entrenar casi con total normalidad, pero las dos últimas sesiones de calidad han sido pésimas: Ni he podido cumplir el ritmo objetivo, ni he sido capaz de terminar la que he hecho hoy. Durante toda la preparación era la primera vez que algo así me pasaba. Salgo a correr aún con mucho miedo, y, aunque, a estas alturas debería empezar a olvidarme de la lesión, el miedo de que vuelva a aparecer en cualquier momento, siempre está presente. No me deja disfrutar como quisiera de los entrenamientos exigentes y mucho me temo que será un compañero de viaje bastante "latoso" durante los 42,195 kilómetros de Castellón.

Pero ya no hay remedio, el trabajo duro ya está hecho. Ojalá hubiese podido hacerlo mejor, pero las cosas siempre suceden cuando menos las esperas.

Estas dos semanas, aparte de para descargar, aunque haya poco que descargar, puesto que las últimas semanas no han sido de un volumen excesivamente alto, espero que me sirvan para ganar algo de fuerza mental que me ayude a afrontar la prueba de la mejor manera posible.

Poder colocarme en ese arco de salida ya será un logro y cruzar la meta, independientemente del tiempo que invierta en hacerlo, para mi sería una victoria, puesto que le habría ganado la batalla al miedo, a ese compañero que yo no pedí tener, pero que lleva semanas acompañándome, muy a mi pesar. 

Antes de la carrera, espero poder tener tiempo de escribir una entrada para expresar, de la mejor forma que pueda, lo que estas semanas han significado en mi vida: yo creo que la han cambiado y mucho. Ahora entiendo perfectamente aquello que me dijeron una vez de que lo verdaderamente duro de esta prueba es la preparación, mucho más que la carrera en sí. Yo he logrado sobrevivir a ella y sólo deseo poder ponerle una guinda al pastel el 7-D, aunque no sea demasiado vistosa, aunque no sobresalga entre las demás, aunque nadie se fije en ella, no me importará, para mi, siempre será la mejor, la más especial. Por muchas que logre colocar, por más bonitas que sean, la primera, siempre es la primera. No pido demasiado y creo que me merezco que, por una vez, la suerte se ponga de mi lado. Cruzaremos los dedos...


viernes, 31 de octubre de 2014

Mesociclo 6, final de trayecto

Ayer terminé el mesociclo 6 de la preparación de la Maratón de Castellón. Las tres semanas de preparación han quedado, en cuanto a volumen de la siguiente manera:

- Semana 18: 65,6 kilómetros.

- Semana 19: 75,8 kilómetros.

- Semana 20: 49,1 kilómetros.

O sea que este mesociclo he realizado un total de 190,5 kilómetros.

Sorprendente terminar un mesociclo en jueves, cuando habitualmente suelo hacerlo los domingos. La razón ha sido de fuerza mayor y de lo peor que le puede suceder a alguien que prepara una Maratón y se encuentra a estas alturas de la misma. Sí, es lo que imagináis: mini-lesión o, como me gusta llamarlo a mi, sobrecarga muscular, que no suena tan "heavy". Esta vez le ha tocado a la pierna izquierda, no se lo iba a llevar todo la pobre de la derecha, y la zona también es distinta, o sea, en esta ocasión es de rodilla para arriba.

Todas las alarmas saltaron ayer mismo, justo antes de terminar el rodaje de 50' que tocaba hacer, cuando sentí un calambre agudo en la cara externa de la rodilla izquierda. No le dí mayor importancia y seguí corriendo, porque parecía que remitía, y además porque me quedaban 10' para terminar y yo, bien sea por tozuda o cabezota, nunca he dejado un entrenamiento a medias. Total que acabé, pese a que el calambre se repetía de forma intermitente y cada vez era más doloroso. Paré el reloj y me dispuse a hacer las 6 rectas de 100 metros, dado que es lo que hago siempre el día anterior a una sesión de calidad y fue ahí cuando me dí cuenta de que la cosa era más grave de la que pensaba. Empecé la primera recta, y justo cuando llevaba 50 metros, el calambre volvió y esta vez para quedarse, de forma que me hizo cojear y me obligó a parar de inmediato. Volví al punto de partida caminando, medio coja, reposé un rato e intenté volver a empezar, pero fue inútil, el dolor seguía ahí y no me dejaba casi ni caminar. Así que desistí, me fui caminando como pude hasta el coche y medio llorando para casa, puesto que me temía lo peor. Ya allí, en frío, la rodilla no me molestaba, excepto al intentar volver a correr, que sí que lo hacía. A grandes males, grandes remedios,y, tras la negación inicial y el repetirme interiormente una y otra vez: "No, esto no me puede estar pasando a mi, justo ahora", asumo que tengo algo malo y decido pedir hora para que me vea la fisio y diagnostique lo que tengo en realidad. Aunque, al principio no había hueco hasta hoy a última hora de la mañana, al final tiene una cancelación de última hora y me da para esa misma tarde. Así que allí me planto, bastante asustada, pero con la esperanza de que la cosa sea menos grave de lo que en principio parece. Lo primero que hace, descartar una lesión en menisco. A todas las pruebas, giros, flexiones y posiciones complicadas a las que somete la rodilla, respondo sin dolor, con lo que concluye que es casi imposible que sea esto, que, a priori, era lo más grave. La cosa, de momento pinta bien, o al menos, no tan mal como pensaba en un principio. Pero es cuando presiona la zona más cercana del cuádriceps a la cara externa de la rodilla cuando vuelvo a sentir ese mismo dolor de esta mañana. Diagnóstico: Sobrecarga del vasto externo.




Según ella, el bloqueo temporal de la rodilla se produce por mecanismo reflejo y la verdad es que, en casa, leyendo foros y artículos en internet, me doy cuenta de que ése es uno de los síntomas. Total, me descarga. con mucho dolor y moratón incluido, me coloca tiras de kinesiotape y, lo peor, me diagnostica unos días de reposo, hasta que vuelva a verme la semana que viene y para casa. Ahora viene lo peor: asumir que tengo que parar unos días a estas alturas de la preparación y con lo bien que iba, supone un "mazazo" muy gordo con el que no contaba. Después de llorar, ver todo lo negativo que esto significa, y tratar de asumirlo, viene la fase aceptación e intentar ser positiva, dentro de lo que se puede. Aún faltan más de cinco semanas para Castellón y estoy a tiempo de recuperarme por completo. Eso sí, seguramente me pierda lo mejor y lo más duro de la preparación. Ya de momento esta semana, me pierdo una de las sesiones de calidad, la que tocaba hacer hoy, y la más exigente de este mesociclo. Y depende de cómo vaya evolucionando en la recuperación, podría perderme casi por completo el séptimo mesociclo y el más duro de la preparación, ése que te da justo el punto óptimo de forma que deseas alcanzar. Y eso no es todo, también podría perder parte de la forma conseguida con mucho esfuerzo estas 19 semanas y media. Total, un panorama nada agradable.

Esta noche apenas he pegado ojo, y no paro de darle vueltas, tratando de ver el lado positivo, si es que lo hay, a toda esta situación. La verdad es que, hace ya algún tiempo me quité de la cabeza alguna idea rara que me rondaba de intentar ir a por una marca determinada en mi debut maratoniano. Y todo esto que me ha sucedido ahora refuerza aún más mi deseo de terminarla únicamente y con garantías. Sólo pido eso, que después de todo lo que he trabajado estos meses, no creo que sea demasiado.

Afortunadamente lo que me ha pasado, aparte de que me imposibilitaba correr, lo que me hizo parar en seco, que en el caso de ser una simple lesión molesta, seguramente no lo hubiera hecho; me está haciendo valorar otras muchas cosas importantes y espero que, aunque no me permita tener el debut que siempre he soñado, me sirva para salir muy reforzada a nivel mental de esta experiencia. Eso sí, me quedaré con las ganas de saborear la dureza de las últimas semanas de preparación de una Maratón, ésas en las que el cansancio acumulado y el alto volumen de kilómetros alcanzado, hacen que te duela todo el cuerpo, pero bueno, supongo que habrá más ocasiones y también más Maratones. Ahora lo importante es salir "viva" de ésta. Ojalá lo consiga...

martes, 14 de octubre de 2014

A la segunda va la vencida

El pasado domingo terminé el mesociclo 5 de la preparación para la Maratón de Castellón. Este mesociclo ha constado nuevamente de tres semanas en las que he realizado un total de 203,3 kilómetros repartidos de la siguiente forma:

- Semana 15: 70,7 kilómetros

- Semana 16: 67,4 kilómetros

- Semana 17: 65,2 kilómetros

Además en la semana 16 participé en la XVIII Media Maratón Alcázar de San Juan-Memorial Mariano Rivas Rojano, prueba décimo tercera del Circuito de Carreras Populares de Ciudad Real-Trofeo Diputación Provincial 2014, circuito que realicé casi en su totalidad el pasado año y en el que terminé como sexta clasificada de la categoría Veteranas "A".

Aunque a continuación haré una crónica de esa carrera, me gustaría describir antes cómo han sido mis sensaciones entrenando durante este mesociclo.

La primera semana, curiosamente la de más volumen fue en la que mejor me encontré. No sé si sería porque acababa de hacer un 10K y venía con ese subidón de adrenalina que te da el competir, pero la sesión de calidad de esa semana: 2h@5:25/km salio redonda. No sólo fui capaz de mantener el ritmo y conseguir estabilizar las ppm, más o menos, salvo en la parte final en la que se me fueron un poco, sino que conseguí hacerlo en ayunas y sin tomar ningún gel, y, aún así, no se me hizo demasiado dura.

Comenzaba la segunda semana con esa mentalidad positiva que te da el que los entrenamientos salgan bien, pero mi alegría sólo duró hasta el miércoles 1 de Octubre. Esa fecha tan señalada en la que a un@ le cae un año de más, y que debería ser un motivo para tener un día redondo, yo lo comencé un poco torcido. Tocaba hacer series de 1,5 kilómetros. Como viene siendo habitual, las sesiones de calidad son dinámicas, así que, el mínimo en esta ocasión eran 5 y el máximo 7, recuperando 2' entre series, pero eso sí, el ritmo no era de VO2máx, sino que estaba más cerca del de umbral, dado que el domingo había que correr una Media Maratón. Y yo, pues la realicé totalmente de VO2máx. El ritmo medio de las series tenía que ser de 4:42/km y a mi me salieron a 4:35/km. Lo cierto es que fue de forma involuntaria, porque en vez de llevar el ritmo medio por vuelta llevaba el instantáneo, así que cuando las terminé fue cuando me di cuenta del error. Ya me fui a casa medio torcida, pese a haber conseguido hacer las 7 series, porque eso no era lo que tocaba. Intenté quitármelo un poco de la cabeza, pero lo cierto es que no pude, pese a que ese día casi no llegaba a tiempo a contestar todas las felicitaciones de cumpleaños que me llegaron. Oye que, aunque sea un poco torpe, a un@ le hace mucha ilusión que se acuerden de ella aunque sólo sea un día... :-D
Aunque aún me duraba el "disgusto", el domingo tocaba competir, así que era el momento perfecto para tratar de enmendar mis errores, no sólo el del miércoles, sino también el que cometí el año pasado disputando la misma prueba y que es, sin duda, mi peor experiencia a todos los niveles hasta la fecha en una carrera. Por todo ello me coloqué en el arco de salida con muchos temores. Bajo ningún concepto quería volver a experimentar las malas sensaciones que tuve en la pasada edición, porque eso supondría un bajón anímico grande, y de cara a Castellón, una experiencia así no me beneficiaría en absoluto. Dan la salida y decido salir conservadora. En esta ocasión, me he colocado los laps cada 2 kilómetros. Tengo previsto correr por sensaciones y controlando ppm, sacrificando si es necesario el ritmo. Suena el pitido del Garmin, primeros 2 kilómetros a 5:07/km


Decido subir un poco el ritmo, los siguientes salen a 4:51, 4:51, 4:53 y 4:52/km.


Llegamos al meridiano de la carrera, justo en ese punto fue donde empecé a encontrarme mal el año pasado, así que viendo que las ppm han subido un poco, decido bajar de nuevo el ritmo completando ese lap a 5:06/km. Llego así al kilómetro 12. Aquí el año pasado iba medio muerta, este año voy cansada, sobre todo por el calor que debe hacer, unos 23ºC, pero mis piernas aún responden. Vuelvo a subir el ritmo, siguiente lap a 4:56/km. Las ppm ya rondan las 180, y aún faltan 7 kilómetros. Me acuerdo y mucho de la pasada edición. Justo en el kilómetro 15, donde se pasa muy cerca de meta, el año pasado pensé en abandonar porque iba muerta, aunque al final no lo hice. Al llegar a este punto un escalofrío me recorre el cuerpo. Pienso que aún faltan 6 kilómetros, me entra algo de debilidad mental, pero escucho las voces de la gente que abarrota las calles animando y me vengo arriba de nuevo. Aún así los dos laps siguientes salen a 5:02/km y 5:03/km. Escucho el pitido del Garmin, ya sólo quedan 3 kilómetros, así que pienso que la carrera está prácticamente hecha. Voy cansada, con las ppm altas, pero me vuelvo a venir arriba y el siguiente lap lo completo a 4:56/km. Justo antes de que pite el GPS se pasa por un parque. Me viene a la mente la pasada edición, justo en ese punto perdí la tercera posición y el podio. Vi como mi compañera de circuito y rival en el mismo, Toñi, me pasaba como un rayo y no tuve fuerzas para seguir detrás de ella. Este año las sensaciones eran bien distintas, así que en este punto y a falta de poco más de 1 kilómetro para terminar, me permití el lujo de apretar los dientes y a tope, a todo lo que dieran mis piernas y de aquí hasta meta, sin mirar ni ritmo ni ppm, porque ésa será una buena forma de sacarme la espinita que se me quedó atravesada el año pasado. El último lap sale a 4:44/km y cruzo la meta agotada pero feliz. El tiempo oficial 1h44'12" es ligeramente superior al del año pasado, pero al menos esta vez, no he sufrido como la anterior. Ha costado un poco, pero me he quitado un gran peso de encima, eso sí, al segundo intento, pero bueno lo importante es que lo he conseguido.
Así que recojo mi bolsa del corredor y a saludar gente que hace casi un año que no veía, y me apetecía hacerlo. Me llevo además la sorpresa de saber que casi toda la gente que conozco del C.A.Bolaños, van a Castellón también, un@s a hacer la Maratón y otr@s la de 10K. Me confirman además que estaremos incluso en el mismo hotel y que tod@s los que corran la de 10K me van a animar en la Maratón. Genial, porque ya tengo hinchada oficial, y eso seguro que ayuda y mucho en los momentos más duros de la carrera. Momento de despedidas, ya nos vemos en Diciembre, ducha y para casa, que aún tengo casi 100 kilómetros de coche y no quiero llegar muy tarde.
Por cierto, para l@s que no os hayáis dado cuenta, el fondo de mi blog es una foto de esta misma carrera pero en la edición del año pasado. La elegí, a pesar de que era una carrera para olvidar, porque pensé que era una buena forma de superar lo vivido aquel día, ver esa foto, siempre que entro al blog, o simplemente porque soy una "friki", no lo puedo evitar... XD

La última semana de este mesociclo, ha sido, a priori, la más complicada. Por falta de tiempo para entrenar, sólo he podido hacerlo cinco días, en vez de seis como es habitual, ha sido también la de menor volumen, pero ha estado marcada por el rodaje del viernes y la sesión de calidad del domingo. El viernes aquí amaneció diluviando. Tenía que hacer unas cosas por la mañana, con lo que me tocaría entrenar por la tarde, pero al final se canceló, así que decidí, en vista de que la previsión meteorológica para las horas posteriores no mejoraba, hacer el entrenamiento lloviendo. Cuando salí sólo caían unas gotas, pero a los veinte minutos, se puso a caer agua de una forma brutal. Como ya había empezado decidí seguir así hasta el final. Llegué a casa encharcada: ropa, calcetines, zapatillas, y con ese panorama empecé a temerme lo peor. No me equivoqué: por la tarde-noche empecé con los primeros síntomas de un enfriamiento-resfriado. El sábado me levanté peor aún. Tocaba descansar de entrenar, pero tenía que trabajar hasta la tarde, así que eso no ayudó demasiado. Para colmo seguíamos con las lluvias y un viento horrible, y el domingo tocaba hacer la sesión de calidad semanal, Me temía lo peor. Así que me levanté el domingo. Afortunadamente, no llovía. Me puse la ropa de correr, chubasquero y gorra incluidos y cuando iba a salir de casa comienza a diluviar, otra vez para dentro. Mirando al cielo me dí cuenta de que era algo pasajero, puesto que estaba empezando a amanecer y se veían bastantes claros. A la media hora o así paró, así que esta vez sí que a por ello. La sesión que tocaba era un 6,5,4,3,2 R1km. Los ritmos 5:10, 5:05, 5:00, 4:55, 4:50/km y las recuperaciones entre 5:45-6:00/km. Iba en ayunas, como siempre y llevaba un gel en el bolsillo del portabidones por si acaso, aunque la idea era no tomarlo. Empecé bien, los dos primeros intervalos no se me hicieron especialmente duros, pese a verme obligada a escoger un recorrido muy monótono para hacer la sesión, ante la imposibilidad de coger ningún camino por el estado en el que estaban debido a las lluvias. El tercero, el de 4 kilómetros, fue algo más duro, pero aún así salió según lo previsto. Recupero y empiezo el tercero, comienzan a fallarme las fuerzas, y encima empieza a soplar bastante viento de cara. Me planteo si tomarme o no el gel, y al final decido que no. Se me hace largo, pero lo cumplo según el ritmo previsto, toca un kilómetro de recuperación y las ppm van altas, muy altas, por momentos pienso que no voy a ser capaz de hacer los dos kilómetros que aún me faltan, que encima son los más rápidos. Mi mente y mi cuerpo luchan entonces: y si me tomo el gel???. Para dos kilómetros que faltan???. No. Suena el Garmin, aprieto los dientes y a por esos 2 kilómetros. Al principio me cuesta coger el ritmo, mis piernas van cansadas, pero mi mente me dice que no me pare, que ya está hecho. No vuelvo a mirar el reloj, me guío por sensaciones y sólo quero acabarlo de una vez. De repente suena el pitido: sesión de entrenamiento finalizada, lo conseguí. Ha sido duro pero lo he terminado: 24 kilómetros, en ayunas y sin gel a 5:10/km. A nivel físico estoy agotada, pero a nivel mental creo que este entrenamiento me ayudará y mucho en los momentos más duros de la carrera, o eso espero.

Pues nada, ayer empecé el siguiente mesociclo, el sexto ya. Cada vez falta menos, sólo 8 semanas y estaré en ese arco de salida, si no pasa nada malo, claro.

La buena noticia es que esta semana toca competir de nuevo. Esta vez será un 10K, así que tocará activar de nuevo las piernas. La mala es que aún sigo resfriada, así que si de normal ya se me hacen durillas las carreras "cortas", ésta lo será un poco más, pero bueno, intentando ser positiva, quizás mejore de aquí al domingo. Aunque la verdad me conformaría con no empeorar, porque. de momento parece que lo tengo bajo control. Espero que haya suerte, cruzaremos los dedos...







lunes, 22 de septiembre de 2014

Fase específica, quién dijo miedo

Ayer terminé el primer mesociclo de la fase específica de preparación de la Maratón de Castellón. Un mesociclo de tres semanas con un total de 196,9 kilómetros que han quedado repartidos de la siguiente manera:

- Semana 1: 66,2 kilómetros

- Semana 2: 68,5 kilómetros

- Semana 3: 62,2 kilómetros

La fase específica viene repleta de cambios. Ya me lo anunció Josep antes de que comenzase, justo la última semana de la fase base. Lo que no esperaba es que esos cambios me gustasen tanto. Las razones son obvias, pero pasaré a enumerarlas una por una, espero no dejarme ninguna:

- Se acabaron las semanas de carga, choque y recuperación. Ahora toda la planificación gira en torno a la sesión o sesiones de calidad de cada semana, siendo el resto rodajes normales o rodajes suaves de recuperación.

- Las sesiones de calidad son dinámicas. Esto quiere decir que hay un mínimo y un máximo a realizar. Si cuando se llega al mínimo, un@ se encuentra con fuerzas, continúa. Si no, simplemente, para el GPS, recoge los "trastos" y se va para casa. Así de fácil y así de sencillo, intensidad frente a volumen. Para ello el cuerpo tiene que haber llegado a un estado en el que diga que ya no puede más, con lo cuál las sesiones hay que sufrirlas, pero sin sufrimiento no hay recompensa. He de decir que además esto está resultando ser una ayuda extra para entrenar mi débil fuerza mental. Y puedo afirmar que, por el momento, estoy satisfecha con los resultados. De momento, he conseguido realizar completas todas las sesiones, no perfectas, porque no me suele salir así ningún entrenamiento, pero sí he conseguido llegar al máximo en todas las sesiones, y eso está siendo clave para reforzar el aspecto mental, tan importante en una prueba como éstas y a la vez tan difícil de entrenar.

- Existe también la posibilidad de decidir entre hacer un rodaje normal o un rodaje suave, cuando toca el primero, dependiendo de si notas las piernas frescas o más pesadas, con lo que estoy aprendiendo además a escuchar a mi cuerpo y a darle lo que me pida en ese momento: más o menos intenso de acuerdo a cómo me encuentre cada día. En este sentido también los rodajes son dinámicos, y a su vez, en el caso de los rodajes suaves, me sirven para recuperar de las duras sesiones de calidad semanales.

- En esta fase se vuelve a competir, a diferencia de la fase base en la que no realicé ninguna carrera, en cada uno de los mesociclos habrá como mínimo una. Y en este primero de la fase específica han caído dos: la IV Carrera Popular Villa de Ocaña, a la que dediqué mi anterior crónica en el blog, y la IV Carrera Popular Villa de Torrijos, disputada ayer mismo y de la que paso a hacer un pequeño resumen a continuación.

Josep me había dado la posibilidad de elegir entre una sesión de calidad de velocidad, o una carrera de distancia no superior a los 10K. Y como me gustan más las carreras que a los niños los caramelos, pues al final decidí inscribirme a una. Esta vez escogí correr el domingo por la mañana, en vez del sábado por la tarde, dado que yo llevo fatal el calor y prefiero correr con temperaturas más agradables, o sea, más fresquitas. Tenía dos opciones posibles para ese día, y al final me decanté por el 10K de Torrijos, puesto que estaría menos masificado que una carrera en Madrid capital, que era la otra opción. 
Otra de las razones que me llevó a escoger esta carrera es que mi padre nació y creció allí, en Torrijos, y, aunque desde mucho antes de su fallecimiento, hace ya más de diez años, no había vuelto por allí, me pareció una excelente idea volver a correr, dado que sería como un pequeño guiño hacia su querido pueblo, ése que a él le gustaba tanto y que a todas horas tenía presente, pese a llevar años sin vivir allí. 
Y por si acaso seguía teniendo dudas, el precio me sacó de la disyuntiva en un momento. Sólo me costó seis euros inscribirme, frente a los mínimo diez que suelen pedir por carreras similares en esta zona. 

De la organización de la carrera poco o casi nada malo a destacar. Llama la atención ver como se vuelcan algunos pueblos en la organización de estos eventos. Había gente en todos y cada uno de los kilómetros de la carrera y eso siempre es de agradecer.
También me gustó el dorsal, el más bonito con el que he corrido hasta la fecha, puesto que iba totalmente personalizado, con nombre y apellidos incluidos.


El recorrido era a dos vueltas de aproximadamente 5 kilómetros cada una,y, aunque el perfil era bastante llano, fue casi lo peor, dado que había demasiado giro cerrado y a 180º, pero bueno, no se puede tener todo.


La salida fue a las 11, muy puntual, con algo de tapón los primeros metros, por la estrechez de las calles por las que discurría, pero como tampoco había muchos participantes, menos de 300, se me hizo fácil esquivar gente y coger en poco tiempo un buen ritmo.


Me llamó muchísimo la atención la cantidad de jueces que había durante el recorrido, nunca había visto tantos en ninguna popular, de hecho descalificaron a un chico porque su dorsal lo llevaba una chica.
También, destacar la cantidad de puntos de avituallamiento líquido que había durante la carrera: un total de cuatro, o sea que si alguien se deshidrató en la misma, desde luego que no fue por falta de agua.
Y lo mejor de todo fue vivir la experiencia de volver a correr "rápido" un 10K. Paré el crono en 45'46", aunque la carrera, según mi GPS medía 9,91 kilómetros, en vez de 10. Ritmo medio de la prueba: 4:37/km. Puede no parecer rápido, pero teniendo en cuenta que desde Diciembre del año pasado no corría un 10K por debajo de 4:40/km, y con el parón por la lesión de Abril de por medio, pues yo creo que es para estar más que satisfecha. La estrategia que seguí durante la misma fue la de guiarme por mis propias sensaciones. Lo cierto es que sólo miré el GPS para comprobar ppm e intentar no sobrepasar las 180 hasta la segunda mitad de la carrera, y lo cierto es que lo conseguí. Así que, aunque llegué a meta algo cansada del esfuerzo, me sentía muy satisfecha con la carrera que acababa de hacer.


La sorpresa final vino al recoger la bolsa del corredor. Camiseta técnica de Joma y buff conmemorativo de la prueba y todo ello en una práctica bolsa de tela, estilo mochila. Además daban fruta, cerveza y bebidas isotónicas para reponer fuerzas a todos los participantes de la misma. Y yo que creía que por seis euros que pagué al inscribirme, no darían gran cosa. Todo de sobresaliente, ya podrían aprender un poco en otros sitios. Sin duda, ésta será una de las habituales, dado que siempre que me sea posible, participaré en futuras ediciones.

Se me olvidaba decir que entré la décima de la general femenina y la octava de mi categoría, así que, esta vez, me quedé con las ganas de subir al cajón. Pero lo más importante es que volví a verme rápida y segura de mi misma a la hora de competir, y eso sí que hacía tiempo que no me pasaba. Me hubiese gustado tener un espectador de excepción durante la prueba, alguien que hubiera disfrutado y mucho viéndome entrar en meta, pero el destino es así de caprichoso. En vida, jamás hubiese imaginado verme participar en una carrera, ni mucho menos estar preparando una Maratón. Sin embargo, ayer sentí como en los momentos más duros, me empujaba y me animaba a seguir con fuerza. Y sé que, desde donde quiera que esté, se sintió muy orgulloso de que después de tantos años, su "niña" volviese a su pueblo a correr.

Así que con estas buenas sensaciones, y con toda la energía que tengo, y que espero no me falte durante toda la preparación, afronto el segundo mesociclo de la fase específica. A ver si es posible terminarlo, como mínimo, igual de satisfecha que el primero. A por ello...!!!